Muestra un panorama urbano asolado, formado por una construcción baja de tonos vivos: verde y rojo. La ciudad abandonada, el paisaje estático y los colores, recuerdan a la pintura Gasolina, y a la serie de "vías ferroviarias". Pocos como Hopper adornan con generosos detalles realistas y a la vez consolidan un arte de carácter tan apacible.