La obra muestra a San Jerónimo, quien en el siglo V fue uno de los mayores eruditos de idiomas hebreo, latín y griego del mundo. Tradujo una buena parte de la biblia al latín, por encargo del Papa Dámaso I. Por ello la forma tradicional de representar a este Santo es siempre escribiendo o leyendo, otra de la pinturas más conocidas con este motivo es San Jerónimo escribiendo de Caravaggio.