Esta pintura costumbrista fue la primera que el artista logró vender a un museo, esto marcó un antes y un después en su carrera. A partir de ahora comienza a pujar por ser reconocido y poder vivir de los ingresos que generan sus obras.
La escena está ambientada en un entorno real, concretamente en el negocio de algodón que regentaba su tío Michel Musson.