Muestra a Jesús crucificado en el centro y exacerba su condición de judío con diversos símbolos: El Talit que lo cubre (chal tradicional), pañuelo en la cabeza, los patriarcas del antiguo testamento como ángeles flotando. A izquierda y derecha pueblos devastados, sinagogas quemadas y refugiados huyendo en bote
En los años 30, esta obra no estuvo exenta de polémica, ya que presentaba un paralelismo entre el tormento de Jesús y el del pueblo judío, todo esto en tiempos donde la persecución a los judíos era creciente, precisamente 3 años antes del holocausto nazi.